30.3.12

Tu, el imperio









Javier Moro 
Pero Pedro I no era un Borbón típico...


Ha sido un rey vilipendiado y ensalzado según las épocas. A veces lo hemos visto como un jefe militar victorioso, el hombre que proclamó la independencia de Brasil, y otras como un pendenciero, borracho y vividor. Yo he tratado de humanizarlo, sacando a la luz sus contradicciones. Es alguien que no fue educado para reinar, lo que hubiera correspondido a su hermano mayor. Alguien que aprendió antes a herrar caballos que a leer. Alguien a quien las doncellas de la corte descubrían desnudo bañándose y entonces él les mostraba ufano sus partes. Enamoradizo, se rebeló contra lo que le dijo un día su padre: "Puedes amar como un hombre pero debes casarte como un príncipe".


Portugal, tan cercano y tan lejano...


Yo reivindico la idea de Saramago de que seamos una federación hispano-lusa, el único sentido de esta península es que todos estemos juntos. ¿Por qué esa separación artificial? En Brasil caben 98 Portugales, y han conseguido estar unidos.


¿Cómo?


Fue porque, como explico en el libro, por primera y única vez en la historia, la monarquía de un imperio se trasladó de la metrópoli a las colonias, fue la única decisión que tomó en su vida el rey Juan VI, el padre de Pedro, y eso los salvó. El traslado de la corte de Lisboa a Río fue increíble: emigró el 10% de la población de Portugal, se llevaron 60.000 libros de la biblioteca nacional, edificio que reconstruyeron, piedra a piedra, en Brasil. Fue una corte exótica y estrafalaria, con enorme influencia asiática: los transportaban en calesas tiradas por personas... Al fin, el libro es la historia fundacional de Brasil.


No sólo sale el emperador.


Es la historia de toda una familia, real pero desestructurada, donde el padre y la madre se odiaban. También es importante la esposa de Pedro, la emperatriz Leopoldina de Austria, que venía de la corte más lujosa de Europa y que era la cabeza pensante.


Su hijo, Pedro II...


... es el emperador bueno, todos lo adoran: monógamo, políglota, culto, reinó cincuenta años, construyó un imperio, hablaba incluso guaraní... era tan perfecto que yo no sabría dramatizarlo, no podría escribir sobre él. Su padre era un caos, era todo y lo contrario a la vez, estupendo y horroroso, una contradicción andante. Pero al final fue íntegro y puso en riesgo su vida para luchar por lo que creía: una Constitución liberal y recuperar los derechos dinásticos usurpados por su hermano. No le apetecía entrar en guerra contra su hermano, pero lo hizo, con un ejército diez veces inferior en número... y ganó, para morir cuatro meses después, agotado por el esfuerzo. Se había ya desinteresado del poder y rechazó los tronos de España y Grecia. Fue un liberal entre absolutistas aunque, sí, también un pendón.


Pero se enamoraba de verdad.


Sí, y sus historias con su amante, la noble Domitila de Castro, siguen alimentando el imaginario erótico brasileño. He comprobado que en una biblioteca de Río se conserva aún un sobre con vello púbico del emperador, que se arrancó para enviárselo a su amada Domitila, a la que observaba con un catalejo desde el edificio de enfrente.

http://www.lavanguardia.com/libros/20111017/54231716566/javier-moro-pedro-i-fue-un-heroe-y-un-pendon.html